Raúl Bernal: perseverancia, sueños y creatividad en pastelería

RAUL BERNAL

Escrito por:
Lara Villanueva

Su carácter eternamente joven engaña. Raúl Bernal lleva año tras año convirtiéndose en uno de esos pasteleros del chocolate más prometedores de nuestro país. Sin embargo, esta definición no le termina de hacer justicia, ya que su trabajo con la bollería y su vocación por seguir creando cosas nuevas le han postulado como un pastelero - mago en esto de seguir soñando desde el dulce.

No fue algo que tuviera meditado. De hecho, Raúl Bernal confiesa que en un principio parecía que le tiraba más la cocina que la pastelería. Pero llegaron los premios, y la formación, y el chocolate. Ay, el chocolate. Qué sería de él sin Raúl Bernal y de este goloso repostero oscense sin este manjar de dioses. Antes de elucubrar, aquí va un buen rato de conversación que Raúl Bernal ha concedido en exclusiva para el blog de Wecake.


Wecake Blog: Antes de nada, Miquel Guarro, gran amigo tuyo, fue el que quiso leerte como próximo entrevistado de Wecake. ¿Qué palabras tienes hacia él?

  • Raúl Bernal: Para mí, hoy en día es uno de los referentes en pastelería a nivel nacional e internacional. Lleva haciendo desde hace tiempo cosas muy chulas, tanto con Chocolate Academy, como en su nueva etapa como director de Hofmann. Es bestial ver su evolución tanto en la base de obrador como de restauración: tiene mucha clase, un estilo muy propio, tanto a nivel de experimentar con los sabores como en esa parte de restaurante que lleva implícita, buscando ingredientes diferentes. Miquel tiene el morro muy fino. Es de esos pasteleros artesanos que les gusta trabajar con productos tan especiales como el aceite de avellana o la semilla de uva para algunas elaboraciones.

Raúl Bernal y Miquel Guarro han crecido juntos, así que su admiración y respeto es mutuo y casi litúrgico. Ambos forman parte de esa generación de pasteleros que se ganó a pulso al sector y a su familia desde cero, desde abajo. Lo curioso: Tampoco ha pasado tanto tiempo desde que apostaron por la profesión a la que han dado brillo hasta hoy, cuando son dos de los grandes nombres del sector. Vamos con Raúl, sus orígenes, su germen.


WB: Llevas en pastelería desde los 16 años, pero, según leemos sobre tí, aterrizaste en esto del dulce por casualidad, ¿cómo fue eso?

  • RB: Yo era muy mal estudiante, mi madre me recuerda siempre que los domingos me ponía muy nervioso porque se acercaban las clases del día siguiente. Sin embargo, y por otro lado, siempre fui una persona muy activa, es decir, no me veía quedándome en casa, repitiendo curso. Además, hubo una cosa que siempre me gustó y se me dio bien, el dibujo. Y creo que precisamente algo de esa imaginación que yo ejercitaba en el dibujo hay en mi pastelería. En paralelo, mi madre conocía a unos pasteleros en nuestra ciudad, Huesca, así que empecé a trabajar en Dulcysa desde abajo, como aprendiz. En otras palabras, pisé mucha base hasta que coloqué una cereza en una galleta, ya que el oficial que había en esa primera pastelería donde trabajé ni me dejaba coger la manga pastelera.


WB: ¿Y cómo era el trabajo en ese primer obrador, cómo lo describirías?

  • RB : Entré en Dulcsya justo cuando cumplí los 16 años. Mi madre llamó para el puesto de aprendiz, así que esperé una semana para tenerlos. Era muy joven y me tocó trabajar con gente que me doblaba la edad, de entre 30 y 35 años.


WB: ¿Y ya no saliste del mundillo?

  • RB : Qué va. Probé muchas cosas en aquella época, incluyendo un trabajo en una carpintería de aluminio que conocía mi familia, pero en Navidades volvía a Dulcysa a trabajar. También toqué en un grupo de música, estuve de extra los fines de semana en un restaurante llamado La Venta del Sotón, que hoy cuenta con una Estrella Michelin. Finalmente, eso sí, dejé el alumnio, pero aunque estaba en Dulcysa para mí todos los días eran iguales. En esa época también empecé a leer mucha prensa y revistas del sector, así que me fijé en una pastelería muy diferente a Dulcysa. Y entonces fue cuando vi ese libro de Montagud, La Repostería del Siglo XXI. Todos los grandes pasteleros del momento estaban ahí. Y lo más importante: todos o casi todos habían estudiado en la Escuela de Pastelería del Gremio de Barcelona (EPGB). Así que me fui. Tenía 23 años.

Dice Raúl Bernal que, desde siempre, cuando le ha dado por algo, se ha lanzado de cabeza. Se lanzó a la pastelería, se lanzó a esa formación que tanto le caracteriza, primero como alumno, sin imaginarse que luego pasaría al otro bando, al del claustro de profesores de la EPG. Veamos cómo fueron esos comienzos.

WB: Y te plantaste en Barcelona, de alguna manera, en tu revival o regreso al sector, cuando decidiste no sólo dedicarte de lleno a la pastelería profesional, sino desde Barcelona, ciudad madre de la pastelería en nuestro país.

  • RB: Y además, entré justo en la misma época que Miquel Guarro, sólo que yo me incorporé directamente al segundo curso, porque al haber trabajado previamente en pastelería te convalidaban. Aunque al principio no teníamos tanta relación, conforme fue pasando el tiempo nos fuimos conociendo. Recuerdo que era la época en la que yo estaba en tercer curso. Ya en cuarto, compartimos el escaparate final del curso.


WB: ¿En qué sentido?

  • RB : Nos ayudamos y nos fuimos a Perpiñán juntos a presentar una pieza que, si no recuerdo mal, era de caramelo. Alquilamos una furgoneta, pero imagínate, no hablábamos francés ninguno de los dos. A todo esto, creo que quedamos terceros…


WB: Volvamos a Barcelona, ¿cómo recuerdas tus inicios en la Escuela de Pastelería del Gremio?

  • RB: Como alumno, Barcelona fue alucinante. Había mucho movimiento de gente. La verdad es que me metí de lleno. Muchos me preguntaban: "Raúl, ¿pero cómo conoces a tanta gente?". Y la cosa no se quedó ahí, ya que en una ocasión un profesor causó baja en un curso de pastelería salada y dos profesores con los que tenía mucha relación me propusieron sustituirlo y dije, "pues venga" .

El sector de la repostería profesional ya tenía a Raúl Bernal, una joven promesa que empezaba a compaginar sus estudios en la EPGB con trabajos en pastelerías tan conocidas como Lis, también en Barcelona.


En una ocasión un profesor causó baja en un curso de pastelería salada y dos profesores con los que tenía mucha relación me propusieron sustituirlo y dije, "pues venga"


WB: ¿Qué recuerdos guardas de esa frenética etapa?

  • RB : Fue muy intenso. Los timings de Barcelona y Huesca eran completamente diferentes. Para que os hagáis una idea de todas las cosas que tenía en la cabeza, recuerdo que vivíamos cerca de la plaza de toros La Monumental y, de forma automática, cogíamos el metro para ir a la EPGB sin saber que andando llegábamos mucho antes. Solo había que cruzar un parque (ríe) pero de eso nos dimos cuenta mucho después.

Un joven Raúl Bernal en sus inicios como pastelero

Un joven Raúl Bernal en sus inicios como pastelero


WB: Si nos hemos documentado bien, a partir de ese momento llegó uno de los capítulos más interesantes dentro de tu etapa de la formación en pastelería. Te conviertes en asistente de David Inglada, Mejor Pastelero de Restaurante 2004 por Lo Mejor de la Gastronomía, la Guía de Rafael García Santos.

  • RB : Eso es, David Inglada era entonces director en el Aula Solé Graells, en la Escuela Dulcypas. Me recomendaron a David porque yo quería hacer un curso de postres en Espai Sucre, la Escuela de Pastelería en Restaurante, ya que entonces yo tampoco tenía mucha idea. David me impartió un curso privado de postres y después de eso, le propuse si podía hacer con él unas prácticas. Fue duro, porque David era muy meticuloso con todo, pero creo que ha sido sin duda la persona que más me ha marcado profesionalmente.


WB: ¿Qué crees que cambió en tu visión de la pastelería profesional el hecho de aprender con David Inglada?

  • RB : Básicamente, David me hizo ver la repostería de forma diferente. Su base en Espai Sucre me dio algo muy sólido y muy especial. Creo que Espai Sucre ha aportado al mundillo esa fusión de pastelería y cocina. Son un poco cocineros, ya que a lo largo de los años han logrado introducir conceptos y técnicas de cocina en pastelería.

En ese mismo año, Raúl Bernal es asistente de cursos impartidos por Oriol Balaguer, Carlos Mampel o Philippe Urraca. Fueron, según trasluce en la conversación con él, sus verdaderas clases. Un pastelero premium en potencia seguía creciendo entre grandes baluartes de la repostería. Y entonces llegaron los concursos… y los premios.


WB: Antes de ganar el Trofeo Lluis Santapau en 2011, ya te habías postulado para el de 2008. ¿Fue con la misma propuesta?

  • RB : Era una pieza de chocolate con guiños a Antonio Gaudí. Lleva té matcha, piñones, fruta de la pasión y chocolate blanco con coco. Me presenté con mucha ilusión todas las veces, pero supongo que a veces hay que tener algo más que eso.También era la preparación. El primer año que me presenté al concurso, en 2008, no tenía ni lugar físico donde prepararme.


WB: Pero suponemos que en algún lugar ensayaste…

  • RB : Me fui a Ágreda, en Soria, donde Juan Carlos, un buen amigo de la Pastelería Tres Chocolates me dejó su casa. Eso sí, tenía todas las ganas, e incluso pedí un crédito porque no me llegaba para comprar los ingredientes. Recuerdo que compraba las pipetas para mi pieza chocolatera en la farmacia del pueblo.

Fueron estos unos tiempos en los que, entre preparaciones y clases, Raúl pasa a formar parte del claustro de profesores de la Escuela de Pastelería del Gremio de Barcelona.

Raúl Bernal con la chaquetilla de Chocolate Academy

Raúl Bernal con la chaquetilla de Chocolate Academy


WB: ¿Cómo fue pasar al otro lado?

  • RB : Fue en tercer curso (mi segundo año en la EPGB). Mi idea era ir a Chocovic (Chocolate Academy) de prácticas, pero entonces Cacao Barri compró Chocovic y esta oportunidad se esfumó, ya que todo se puso un poco patas arriba. Lo que tenía claro es que no podía dejar de trabajar. Entonces Olivier, el director de la Escuela de Pastelería del Gremio de Barcelona me propuso hacer un curso de monas de Pascua y decidí quedarme. Así es como empecé de profesor. Tenía 26 años y no tenía intención de ser profesor, sólo de aprender.


WB: Y entonces comienza tu idilio con las monas de Pascua…

  • RB: Sí. Fue junto a Jordi Sempere. Primero fue profesor mío, y luego fuimos compañeros y amigos. Él tenía mucha técnica con el chocolate, dentro de una escuela, la EPGB, donde se respiraba mucho chocolate también. Para mí fue una oportunidad para poner en práctica todo lo que había aprendido. Podía hacer todos los bombones que quisiera. Estuve dos años y medio. Fue duro y muy sacrificado al principio.


WB: Y entonces llegó el Trofeo de verdad, cuando ganaste el Lluis Santapau en 2011. Mejor Maestro Chocolatero de España eso año, se dice pronto…

  • RB: Hice un gran trabajo. Y como digo, aquí sí creo que estaba preparado. Este concurso era como un sueño, ya que en aquella época ya me sentía muy chocolatero. Fui el primer pastelero de Huesca que ganó esto, donde pude demostrar mi habilidad con el chocolate y a día de hoy puedo seguir haciéndolo. Para mí, el respeto al trofeo reside en esto, en poder seguir aportando. Es algo que me sigue llenando de ilusión.

La narración de Raúl Bernal es una continua sucesión de formación, grandes nombres (incluido el suyo propio) del sector y stages en diferentes pastelerías. En 2008, año en el que se preparaba su primera incursión para el Trofeo Lluis Santapau, llegó su fichaje por parte de Xoc & Chic como responsable de I+D en materia de chocolate. Fue su primer trabajo en chocolatería. Ya no lo dejaría.


WB: ¿Con qué te estrenaste?

  • RB : Con mi primera mona de Pascua. Ellos tenían su obrador allí, en Cornellá, y abrieron una chocolatería adjunta. Fue mi estreno a la hora de trabajar directamente con el chocolate. Eso sí, nadie me enseñó, fue un año de prueba y error, de autoaprendizaje constante.

Una de las Monas de Pascua de Raúl Bernal

Una de las Monas de Pascua de Raúl Bernal

Y llegaron las siguientes etapas: Chocovic (donde hoy Raúl es embajador) y Chocolate Academy. Fin a la EPGB y nuevos retos.


WB: Desde luego la formación en pastelería y Raúl Bernal parecen indisolubles, ¿dirías que es así?

  • RB: Diría que no tanto pero por otro lado, sí, es así. En Chocolate Academy conocí a Ramón Morató, toda una institución en una de las mejores casas de formación en repostería. Es verdad que tuve mucho vértigo al principio, fueron muchas horas en las que ganarte el respeto de alumnos y profesores. Mi chica no se terminaba de creer que metiéramos tanto tiempo en esto, hasta que lo vio con sus propios ojos.


WB: ¿Crees que hay hambre de formación en el mundillo?

  • RB : Creo que todo aquel que quiera estar al día, va a querer formarse. Yo ahora porque tengo mucha faena en el día a día, pero sí que necesitamos de esos profesionales que tienen ese tiempo para generar nuevas ideas para la repostería artesana profesional. Incluso nosotros nos hemos replanteado hacer cosas nuevas, y son esos replanteamientos los que te hacen estar en constante búsqueda. Ahora hay un boom muy bestia con la formación online, pero siempre diré que también necesitamos de los cursos presenciales con los que volver a tocar de verdad.

Uno de los petit fours de Raúl Bernal

Uno de los petit fours de Raúl Bernal


WB: Comparando el sector de la repostería en España con el resto del mundo, ¿crees que es un sector proactivo o reactivo?

  • RB : En general, creo que en este sector hay bastante tristeza. Es decir, creo que en la pastelería hay poca positividad, aunque luego te encuentras a gente como Abel Bravo en Murcia o a Miquel Guarro en Hoffman que están haciendo una pastelería renovada. También veo que la bollería está cogiendo mucha cancha y que en el mundo de las tartas, están ganando peso las porciones individuales. A nivel de las pastelerías físicas, hasta que llegó el COVID estaba muy arraigada la tienda en sí o las pastelerías con mesas para degustación y creo que hay que volver un poco hacia ese camino, hacia esas pastelerías donde no solo puedas coger algo para llevar, sino también sentarte y tomar algo.

Antes de proseguir, tenemos que hacer una anotación para el lector. Además de su perfil en la formación en pastelería, Raúl Bernal es también cara, mente y manos de La Paca, su santuario del chocolate en Huesca con el que ya acumula dos años de trayectoria.


WB: Raúl, siguiendo la estela que apuntabas, creo que La Paca cumple precisamente con ese mandamiento de sentarte a tomar algo en tu pastelería de referencia…

  • RB : Totalmente. A nosotros ahora los protocolos que nos marca el contexto del COVID en Huesca nos permite poner 15 mesas. Pero esa filosofía de poder tomarte un buen café con un croissant es primordial. Si encima recreas un contexto especial con un hilo musical de swing, entonces ya cierras el círculo. Y ya estaría. Si vienes a La Paca, verás que en la puerta no pone nada más. solo La Paca. Tú decides qué es. Para simbolizar calidad, lo máximo que podemos.

La Paca, pastelería de Raúl Bernal en Huesca

La Paca, pastelería de Raúl Bernal en Huesca


WB: Los nuevos talentos del sector. ¿Cómo ves a la cantera de la pastelería profesional en España?

  • RB : Yo creo que aquí se cumple un mantra que ya simbolizó Lluis Costa, otro buen compañero del sector. Creo que hay un problema, y es que todos los pasteleros tops en el sector no tienen un negocio propio. Es decir, solo se dedican a dar cursos; y sin embargo, los cocineros ¿a que sí tienen su restaurante?


WB: Y el cliente de la pastelería de hoy, ¿cómo lo describirías?

  • RB : Hay de todo y no quiero generalizar. Creo que hay gente que con ver azúcar ya le vale. Yo por ejemplo, cuando estoy de vacaciones, siempre intento ir a tomar un café de especialidad a algún sitio de referencia. Lo mismo que si me apetece un croissant. Creo que es un tema de educación. Hay que darse el gusto y no solo eso, educar el paladar de nuestros hijos.


WB: Podríamos decir que eres el embajador del dulce en Huesca. ¿Cómo está el sector de la pastelería hoy allí?

  • RB : Creo que la ciudad disfruta en general de una buena oferta de pastelería, y por lo tanto, esta tiene un buen reconocimiento. Tenemos a Pastelería Ascaso y su pastel ruso, la trenza de Almudévar de la Pastelería Tolosana. En paralelo, alrededor de ellas también hay otras pastelerías más pequeñas que no solo están nutriendo el paladar de los vecinos de Huesca, sino también en trabajar por una repostería de calidad, fomentando una cultura del dulce en Huesca, salpicada por la cercanía geográfica de la repostería francesa y por la enorme tradición repostera de Cataluña. Huesca está muy refinada a nivel de restauración y ahora en breve presentaremos la Ruta del Dulce de la Provincia de Huesca con muchas de esas pastelerías en el recorrido.

Cheesecake, obra de Raúl Bernal

Cheesecake, obra de Raúl Bernal


WB: Vemos mucho apoyo entre vosotros, entre compañeros del sector repostero…

  • RB : Por supuesto, yo solo hago tartas por encargo pero por ejemplo en La Tolosana trabajan con un stock mayor. Ellos tienen cosas que yo no tengo, y esto es aplicable a muchos de los obradores y pastelerías de Huesca. De lo que se trata es de que hagas de tu repostería algo completa y absolutamente tuyo.

Hoy, ese tesón y esa forma de ser han llevado a que La Paca sea reconocida con un Solete Repsol este mismo verano de 2021, una categoría que premia esos lugares entrañables a los que siempre queremos volver. No solo por ostentar buen producto, también por la forma de ser de sus propietarios y personal.

Chocolate Gianduja de avellanas y kikos, obra de Raúl Bernal

Chocolate Gianduja de avellanas y kikos, obra de Raúl Bernal


WB: Raúl, es el momento de hablar de tí y de tu chocolate. ¿Qué mueve tus inquietudes ahora mismo?

  • RB: Pues mira, ahora mismo mi objetivo es continuar por la línea en la que nos movemos. Simple y llanamente. No pensaba vender bollería, pero está funcionando fenomenal. Los fines de semana también tenemos tartas y pastelería fresca que sacamos a la vitrina. Lo que quiero decir con esto es que nos vamos adaptando al contexto. Somos chocolateros, pero no es lo que más vendemos, por lo que estamos replanteándonos potenciar más la venta. Y no solo es, también impulsar al equipo, ofrecer algo de nuestra oferta de chocolates en el café y que así la gente lo pruebe… Mi historia ahora mismo va de eso, de volver a sacar productos a la tienda, con ese espíritu de cuando ideaba productos nuevos. A veces pienso que lo que he creado hasta ahora es más contextual y que quiero ir hacia productos que puedan estirarse todo el año. En definitiva, ver la productividad de mi carta pastelera.


WB: Y aquí entran tus monas de Pascua ya casi legendarias…

  • RB : Sí, y a la par que te digo eso me siento muy afortunado de tener una línea propia. Cuando alguien ve algo mío y dice "eso es de Raúl". Recuerdo que al principio pintaba mis figuras con muchos colores y luego fui quitando algo de color.


WB: En parte, lo cambiaste por esos ojos tan característicos en tus monas de Pascua, con un ojo más grande que otro…

  • RB : Sí, es que me gustaban mucho los cómics, especialmente los de Mortadelo y Filemón. Me va mucho el rollo cero serio, por ejemplo hacer una tostadora de chocolate. Soy un poco gamberro con mis creaciones, pero eso sí, siempre manteniendo la clase y la calidad.

Parte de la gama de las Monas de Pascua de Raúl Bernal

Parte de la gama de las Monas de Pascua de Raúl Bernal


WB: Dinos cual es tu relación con la alimentación "sin" en repostería…

  • RB : Hay que tener en cuenta que yo trabajo con colores y eso nos lleva a hablar de los colorantes alimentarios en pastelería. Con el blanco, por ejemplo, soy muy identitario, y no dejo de mirar a Francia, donde ya está prohibido utilizar los colorantes, por lo que soy consciente de que en breve nos lo pueden quitar.


WB: Y entonces, ¿tus monas de Pascua? ¿qué pasará con esos ojos tan característicos?

  • RB : Pues ya no serán blancos, sino probablemente de crema. Aun así, estoy a favor de quitar cosas químicas, aunque en el punto artístico me costará. Aun así, en su día los glaseados también tenían mucho color y mira ahora.


WB: ¿Te hubieras visto en el pasado elaborando no sólo tus monas de Pascua, sino el resto de figuras de chocolate por las que tanto se te conoce?

  • RB: No, para nada. Nada de lo que me ha pasado estaba en mis sueños. La gente a veces se ciega por ambición. Yo no quería ser profesor, ni pensaba que iba a serlo en la Chocolate Academy. He luchado por ser mejor y por aprender, no por conseguir eso.


WB: Pero está claro que te consideran un revolucionario con las figuras de chocolate. ¿Cómo te definirías tú?

  • RB : Revolucionario creo que se me queda muy grande. Pero si tengo que decir que he aportado algo al sector, sería aquí, con el chocolate en repostería. Y estas monas de Pascua y figuras de chocolate, son 100% mías y es algo de lo que obviamente me siento muy orgulloso. Gracias a Dios, sigue de moda, pero aún así prefiero que me definan otras personas.


WB: Tienes junto a Ramón Morató, Josep María Ribé y Miquel Guarro el libro En los límites del chocolate. ¿Dónde están esos límites, tiene realmente límites el chocolate?

  • RB : Yo creo que es infinito, incluso yo mismo me sorprendo. No hay año en el que no me entusiasme con mis colecciones de Pascua. Y eso es mágico: el poder convertir una tableta de chocolate en una figura.

Raúl Bernal, Ramón Morató, Miquel Guarro y Josep María Ribé

Raúl Bernal, Ramón Morató, Miquel Guarro y Josep María Ribé


WB: ¿Y el libro Play? ¿La pastelería también es juego, entonces, y es así, en qué sentido?

  • RB : Por supuesto, en el mismo hecho de jugar con los ingredientes está ese juego. Y como te decía, la pastelería tiene ese punto gamberro que nos permite que creemos un zapato de chocolate, algo que no puedes hacer, por ejemplo, con la ensaladilla rusa. Por eso la pastelería es un mundo que permite crear mucha ilusión, nos da mucha cancha y por qué no, volver a ser niños de nuevo.


WB: ¿Las cosas que inspiraron al Raúl Bernal del pasado son las mismas que las que te inspiran hoy en día?

  • RB: No creo, porque al final todo el mundo evoluciona. Además, hoy en día tenemos las redes sociales y el poder compartir nuestras creaciones nos ha abierto un montón de posibilidades. Al final, yo siempre digo que somos lo que hemos vivido, de quienes te rodeas y cómo piensan estas personas.

Llegados a este punto, sólo nos queda conocer al Raúl Bernal más personal, a través de ingredientes, lugares o nombres propios.


WB: ¿De qué o de quién aprendes a día de hoy?

  • RB: Hay libros que ha escrito Ramón Morató que son para muchos de nosotros auténticas biblias en pastelería. Es una obra que a pesar de haberse escrito hace más de diez años, sigue siendo moderno. Tiene una teoría que te abstrae del día a día. Es un libro que funciona, que te hace volver a él. En redes sociales también consulto. Por suerte, también conozco a mucha gente potente a la que puedo preguntar de forma recurrente. Albert Roca, de las pastelerías Sant Croi y ganador del Mejor Croissant de España, también me ha ayudado mucho en bollería.


WB: Venga, toca la pregunta. ¿Productos o ingredientes fetiche?

  • RB: Por supuesto, el chocolate, tengo un tick con este producto. Pero también el mascarpone lo utilizo mucho, por ejemplo para hacer mis cremas montadas en La Paca.

Palomitas de merengue seco y chocolate blanco, de Raúl Bernal

Palomitas de merengue seco y chocolate blanco, de Raúl Bernal


WB: ¿Viajes o lugares a los que te gustaría volver para inspirarte?

  • RB : Antes me bajaba mucho a Barcelona para pasear entre las tiendas de diseño del Paseo de Gracia. Ahora lo que suelo hacer es coger la bici, me libera mucho. Me gustaría ir más a la montaña, pero no tengo tiempo para ir.


WB: Nos hemos dejado la anécdota a la que siempre vuelves…

  • RB : Recuerdo una vez en la que teníamos que hacer los postres para un restaurante y le preguntamos a Siri cómo acabaría este pastel Antonio Bachour. La cosa acabó con Siri mandándole un SMS… Menos mal que el mundo SMS está casi en desuso…


WB: Antes de que vuelvas a la pastelería. Como persona, ¿eres goloso?

  • RB : Si, sobre todo cuando estoy de vacaciones. Me gusta probar todo en ese momento, porque es cuando ves que evolucionan las cosas. En esos momentos echo de menos el chocolate. Luego en casa, dulce tengo poco, porque tengo más cosas abajo, en la pastelería, que arriba donde vivo. Eso sí, en mi nevera nunca faltarán huevos.


WB: ¿Cuál sería tu maridaje estrella en repostería?

  • RB: Para mí, champagne con cualquier pastel es todo un momentazo, es como un símil a la ostra. También un buen café con leche con un chucho (xuxo) de crema puede ser tremendo.


WB: Creo que antes ya apuntabas maneras, pero por si acaso, te lo pregunto, ¿algún adelanto de nuevas creaciones en las que estés trabajando?

  • RB : Bollería… y hasta ahí puedo llegar


WB: Nos lo imaginábamos… Vamos a terminar con una de las preguntas que más expectación crea entre los lectores de Wecake. ¿A quién te gustaría leer como próximo entrevistado de nuestro blog?

  • RB: A Ramón Morató. Es una persona súper interesante, un crack. Tiene una manera de explicar tremenda. Pero es que encima, sabe un montón y todo lo que sabe lo comparte.

Y así, aquella joven promesa de la cocina y hoy convertida en uno de los mejores maestros chocolateros de nuestro país, vuelve a su obrador. A idear nuevas formas de seguir haciendo feliz a sus clientes, los nuevos y los que están por llegar. A por la siguiente creación, Raúl.

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